Cuando emprendas tu viaje a Itaca, pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias (…) ItacaC. P. Kavafis
Levando anclas
Cual viajeras, a sabiendas que se aventuran a un mar que no será calmo, Nora Das Biaggio, Adriana Vallejos, Zulma Lenarduzzi e Isela Firpo, docentes e investigadoras de la Universidad Nacional de Entre Ríos, nos convidan a levar las anclas del sentido común sobre los discursos, prácticas y discusiones acerca de la prostitución.
En “ Las relaciones de género en la Prostitución; construcción social de nuevas subjetividades”, editado por segunda vez en 2013 por EDUNER, las autoras publican lo que fuera el inicio de una línea de trabajo en el campo de la investigación académica que pondrá el foco en la construcción (siempre histórica) de las subjetividades, que en este caso, rondan, atraviesan y permean el llamado “oficio más viejo del mundo”.
El puerto son los albores del cambio de siglo: las investigadoras colocan proa tras las pistas de un problema: “en una sociedad donde los códigos morales se han flexibilizado y en la que, supuestamente, tendería a desdibujarse la doble moral sexual, no sólo llama la atención la permanencia de la prostitución sino su crecimiento y diversificación”, advierten ya en las primeras páginas del libro.
Oferta, demanda, agendas empresariales, turismo sexual, páginas y foros de internet, dibujan una cartografía que en su exceso de cotidianeidad, esconde para las autoras un trasfondo invisibilizado ex profeso: la desigualdad de género sostenida y aumentada por el sistema patriarcal.
En lo que constituye una de las muchas fortalezas del libro, ajustan el catalejo enfocando también la figura del cliente, no casualmente omitida en los debates acerca de la prostitución, y lo posicionan como parte del poder de exclusión del discurso, que de este modo borraría, o disculparía, las huellas de la producción de una práctica eminentemente cultural.
Una cartografía inexplorada
Para contemplar otras rutas de navegación, la imprescindible brújula de las investigadoras es la perspectiva de género, lo que les permite surcar las olas de las inscripciones diferenciadas para varones y para mujeres en el soporte relacional del vínculo prostituta/cliente, cruzado transversalmente por la variable de la sexualidad y el deseo, bajo la influencia de un fuerte viento en las velas: la dimensión inherente al poder.
Considero que este es un punto más que interesante del viaje propuesto, y que no desconoce la marca de origen, más bien la exhibe: las autoras comprenden que la subjetividad, en principio, “no es una especie de interioridad opuesta a un mundo pensado como exterioridad sino que remite a un troquelado en el que no puede escindirse lo que está adentro de lo que está afuera. El concepto implica la idea de movimiento, pero a la vez, se traduce en múltiples inscripciones entre lo viejo y lo nuevo, en cómo se nos va plegando el afuera y en cómo lo pegamos y despegamos constantemente”.
“Se ha filtrado en cada paso lo intempestivo de la vida”, dicen, y avizorando un horizonte que deja pronosticar tormentas, se reconocen mujeres, mirándose en otras, al problematizar los sentidos opuestos que Marcela Lagarde nomina como “madresposas” y “prostitutas”; en relación a interrogantes que desafían la lectura desde un paisaje constituido por la diversidad de planos: la percepción social y de los clientes, la percepción que las mujeres en situación de prostitución tienen de sí mismas y de las prácticas en la prostitución y las relaciones de poder.
Mar adentro
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón (…) ItacaC. P. Kavafis
La identidad suele ser un punto de inflexión y de fuga, porque lo que por un lado ata y hace lazo para nombrarse en el mundo, también constituye el punto de apoyo para explorar otros sentidos posibles, que también dicen “lo que somos”.
“Las relaciones de género en la Prostitución; construcción social de nuevas subjetividades” hace las veces de llave a un debate, que si bien no configura el centro de la investigación, la intersecta en las coordenadas temporales de su reedición: ¿es la prostitución un trabajo?
Las autoras no usan capote y nos salpican, en términos de un conocimiento situado, ilustrando un período particular de las historias de vida de mujeres que se ganan el sustento “ por las suyas, exponiendo el cuerpo, y haciendo plantón de esquina” en un momento histórico convulsionado, vinculado a los logros de la reivindicación del derecho a no ser detenidas en la vía pública, la posibilidad de agremiación y la construcción de la identidad de “trabajadoras sexuales”.
Se desnuda un cuerpo: erógeno, dador de placer, soporte de la supervivencia familiar, comercializado, pero y a la vez, contraventor del patrón social reproductivo, lo que manifiesta la ambivalencia de sus figuras, lo que perturba y parecería describir la emergencia de una subjetividad “otra”.
A su vez, reconocen otra trama que no le va en zaga: la lábil frontera entre trata con fines de explotación sexual y la prostitución.
En este sentido, tampoco esquivan el golpe de agua: sostienen la dimensión política de la prostitución como un fenómeno en que los hombres pactan, obteniendo beneficios de diferente orden. “Dicha realidad supone diferentes tipo de ganancias”, advierten, y colocan otra vez el catalejo en espacios que suelen ser “no vistos”: el cliente que compra y obtiene placer, porque tiene el poder del dinero en el bolsillo, el proxeneta que obtiene el dinero ganado por la figura de la prostituta, porque ejerce el poder sobre ella, y el Estado, que “ se arroga por su parte la potestad de control social, el disciplinamiento y una fuente considerable de ingresos , vía las reglamentaciones que dicta”.
En este punto, es además notable el análisis que las autoras nos proponen sobre el proceso que llevó a la modificatoria de la Ley 3815, en su inciso 5, que derogó el artículo que permitía la detención de mujeres en situación de prostitución con la excusa del escándalo público. Lucha que acompañaron, y que destacan como una conquista de esfuerzo mancomunado de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y la Dirección de Derechos Humanos de la Provincia de Entre Ríos.
Arribando a nuevos puertos
Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino (…) Itaca, C. P. Kavafis
El libro posee, sin ambajes la virtud de lo inquietante, de lo perturbador, de los interrogantes persistentes, y nos ofrece la posibilidad de reflexionar sobre la compleja trama de significados, formas del sentido común y deseos personales que , muchas veces, se terminan materializando en prácticas tan contradictorias como variables.
Las autoras, lejos de quedarse en las seguras barandas del pensamiento dicotomizado, evitan durante todo el libro/viaje los dualismos, desplazándolos. Como quien lo hace con una carga, hasta encontrar entre ellos un estrecho desfiladero, que al decir de Deleuze-Parmet citado por ellas “ (…) a modo de linde o frontera, convertirá el conjunto en una multiplicidad, más allá del número de partes”.
Reconocen “que cuando los cuerpos hablan hacen temblar la cultura”. Es ese temblor, el que desbroza el camino: hay potencia creadora en el encuentro de los cuerpos, grietas producidas por las subjetividades en situación de prostitución, a las que se asoman las investigadoras y que permiten entrever una vinculación entre nuevos saberes que surgen en una trama de relaciones que configura un saber posicionado.
De imprescindible lectura para quienes nos adentramos a l estudio de las subjetividades y los estudios de género, este libro ofrece lúcidas claves para el análisis y la intervención en el campo de lo social.
Nos han desafiado (…mujeres tenían que ser): no emulemos a Ulises y oigamos a las sirenas sin ataduras a mástiles de ningún tipo: ”no se trata sólo de pensar o de construir conocimiento nuevo sobre el mundo sino, sobre todo, de afianzar una voluntad política que procure cambiarlo”.