Falleció en 1928 y recién después se publicaron algunas de sus creaciones. La editorial universitaria presenta Obra poética.
El sábado 27 de abril a las 20, en la Biblioteca Popular del Paraná se presentará Obra poética, del entreriano Daniel Elías. Fue coeditada por la Universidad Nacional de Entre Ríos y la Universidad Nacional del Litoral como parte de la colección El país del sauce. La presentación estará a cargo de Sergio Delgado, director de la colección, y del poeta Miguel Ángel Federik. Un país.
La Obra poética de Daniel Elías se inscribe en la colección El país del sauce, coeditada por Eduner y publicaciones UNL y dirigida por Sergio Delgado. La serie reúne textos clásicos, concebidos desde diferentes campos del conocimiento o de la creación. Los títulos reunidos tienen como motivo la región que trazan los valles de los ríos Paraná y Uruguay, pero tienta en realidad un espacio menos geográfico que imaginario, delimitado por aquellas voces y miradas que participan de su formación. La fisonomía de este “país”, definido por su realidad natural, económica y humana, depende de las preguntas que ha sabido convocar y atesorar. La colección El país del sauce, fue inaugurada con Viaje a Misiones de Eduardo L. Holmberg y continuará con El junco y la corriente de Juan L. Ortiz y El río Paraná, de Lina Beck-Bernard.
El poeta. Daniel Elías nació en 1885 en Gualeguaychú y su niñez transcurrió en Villaguay. Cursó sus estudios secundarios en el histórico Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Se recibió de abogado y ejerció de juez. Se casó, tuvo dos hijos y murió en la flor de la edad, de su propia voluntad, una tarde de noviembre de 1928. Sus dos libros de poemas, Las alegrías del sol (1929) y Los arrobos de la tarde (1938) aparecieron después de su muerte, en tiradas limitadas y nunca volvieron a ser publicados. Parecen aguardar, todavía, en aquel “cajón de la mesa del escritorio de arriba”.
Esta edición de su Obra poética, que incluye ambos libros y otros textos inéditos es, entonces, pura novedad. Siempre bien nombrada –no lo olvidan los poetas mayores de Entre Ríos: Carlos Mastronardi, Juan L. Ortiz, Amaro Villanueva, Arnaldo Calveyra– pero al parecer poco leída, atendiendo al menos a la posesión impracticable de sus libros, esta poesía atesora aún su secreto. Quizás baste un verso para evocarlo: “La desgracia feliz de ser poeta”, según Villanueva; “De linda esta mañana parece una mentira”, según Calveyra. El lector que nunca sintió el nombre de Elías, se confrontará de pronto a un universo insospechado. Dice Miguel Ángel Federik, responsable de este volumen: “Le bastaron memoria y mirada creyente para darle estatura a modestas cosas: el verdor de unas exiguas viñas con gorriones, la luz dominical de unos cielos apacibles, los estadios del día entre los sauces, la sombra andante de sus héroes anónimos, el trigo que nace después de las batallas y esos trabajos del sol que pone hombres de pie y sigue haciendo redondas las naranjas”.